El sociedad intenta reabrirse, pero el virus no descansa.

El Perú y el mundo está viviendo una de las pandemias más difíciles de los últimos tiempos y uno de los principales objetivos de la humanidad es regresar a la normalidad con la que se vivía antes de la pandemia.

En los últimos días, varios países que han tratado de volver a la normalidad tuvieron que retomar medidas estrictas ante el aumento de contagios, pero por otro lado el reto que tiene cada país es dar flexibilidad en las medidas de reapertura para que poco a poco la gente pueda desenvolverse con normalidad.

No existe una vacuna ni una medicina definitiva contra el covid-19, entonces ¿Qué podemos hacer si las personas deben salir de sus casas?

Un reciente estudio de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, ofrece nueva evidencia de que las mascarillas o tapabocas pueden ser muy útiles para evitar una creciente ola de contagios y reactivar la economía. Pero es importante mencionar que adicional a la mascarilla hay otras medidas como las mascaras faciales que cada vez ganan más popularidad e importancia en nuestro país.

Las mascaras faciales con elementos que día a día están ganando más valor para la protección contra el virus ya que funciona de barrera (si se usa de manera correcta) protegiendo puntos de contagio como fosas nasales, ojos y boca. Una medida que puede lograr mayor efectividad es la combinación de la mascarilla o tapaboca con la mascara facial, ya que reduce en mayor medida las posibilidades de acceso del virus.

Actualmente en nuestro país se sabe que contamos con un sistema de transporte deficiente que obliga a la población a saturar de publico los vehículos y por dicha razón se a vuelto obligatorio el uso de la mascara facial para evitar la propagación del virus.

Ventajas de la mascarilla facial:
– Funciona de barrera protectora para ojos, nariz y boca.
– Existen varios modelos propuestos en el mercado.
– A diferencia de los tapabocas no hace falta quitárselas para facilitar la comunicación.
– Pueden limpiarse fácilmente con agua y jabón o desinfectantes comunes.

Fuentes: Universidad de Cambridge